
Lo nuevo de Bad Bunny suena como auténtica música de protesta
El músico vuelve con “Debí tirar más fotos”, un álbum que va del dolor del exilio a la reivindicación de la identidad portorriqueña. La lengua, las costumbres, las antiguas tradiciones están en el centro de su obra.
Benito Antonio Martínez Ocasio (Bad Bunny) ha sido un activista político vocal desde el inicio de su carrera. En sus álbumes, el artista puertorriqueño ha abordado ocasionalmente cuestiones como la gentrificación, la pérdida de identidad y las fuerzas coloniales. Sin embargo, su último disco, DeBí TiRAR MáS FOToS, se centra exclusivamente en estos temas.
Lanzado el 5 de enero de 2025, este nuevo álbum resalta las luchas de Puerto Rico contra su colonizador, Estados Unidos, y la constante batalla por la preservación de su identidad. Ya liderando las listas en diversas plataformas y dominando las tendencias en redes sociales, el disco resuena profundamente en el actual clima político de EE. UU. Es un potente ejemplo de estudios decoloniales llevados a un escenario global y popular.
Y es que la relación entre Estados Unidos y Puerto Rico, aunque desconocida por muchos, ha sido un tema de conversación constante desde 1898, cuando la isla pasó de ser parte de la corona española a convertirse en colonia del país norteamericano. En esta nueva etapa de colonización, se intentó cambiar su identidad, su lengua, su religión e incluso su música.
Actualmente, es un territorio no incorporado de los Estados Unidos –los puertorriqueños son ciudadanos estadounidenses desde 1917– que puede autogobernarse como haría otro estado del país. No obstante, el Congreso de Estados Unidos tiene el poder de ejercer su soberanía y, sin embargo, los residentes en Puerto Rico no pueden votar en las elecciones presidenciales estadounidenses.
En el último álbum, canciones como LO QUE LE PASÓ A HAWAii claman por ayuda para Puerto Rico, ahora convertido en un parque temático para magnates estadounidenses atraídos por la exención de impuestos promovida por el gobierno. La canción aborda la apropiación de tierras, cultura y recursos, y, más que un lamento, suena como una auténtica canción de protesta.