Coatzacoalcos se prepara para conmemorar la fundación de la Villa del Espíritu Santo que hace 500 años ordenara el conquistador Hernán Cortés.
No sé qué tan orgullosos debamos sentirnos de un acontecimiento que marcó la derrota de un pueblo que ya existía y que mantenía un modo de vida próspero y en paz.
Pero es un hecho que también marca el inicio de algo diferente, nuevo y, hasta decimos que una nueva raza, dando pie al mestizaje que somos la mayoría de los mexicanos.
Y en medio de esa polémica, hay otra discusión entre pobladores de la ribera del río Coatzacoalcos que insisten en ser los propietarios de la marca Villa del Espíritu Santo, cuando la historia comprobable indica que dicha villa estuvo asentada en diferentes lugares a la orilla del río debido a constantes ataques de piratas que fungían como la delincuencia organizada de aquel tiempo.
Ya hemos consignado en otras entregas la información que nos da el Dr. Alfredo Delgado Calderón sobre el tema. El profesionista es investigador, antropólogo y ha dedicado buena parte de su vida a realizar estudios sobre la vida de los antiguos pobladores de esta zona.
Él nos ha dicho que la Villa del Espíritu Santo fue destruida varias veces por los piratas, obligando a las autoridades de la época a mover lo que se llamaba el Cabildo Mayor de Coatzacoalcos, hacia diferentes puntos de la ribera, hasta que finalmente se asentó en un lugar donde la actividad era más intensa, hoy se llama Acayucan y ahí confluían comerciantes, viajeros, soldados españoles y arrieros que llevaban todos los productos de esta tierra y que serviría de tributo al rey de España.
Así que aquel arranque para lo que sería México en esta zona fue, como tal vez en todo el territorio, difícil, violento y hasta cruel; pero fue el inicio de lo que hoy disfrutamos como habitantes del sur de Veracruz y beneficiarios del río Coatzacoalcos.
Entonces una conmemoración, el recordatorio del origen es para todos y cada quien lo hará a su manera y de acuerdo a sus posibilidades.
La parte española que pueda tener la sangre de los habitantes de la zona reclama, pero la otra parte, la que sufrió la humillación de la derrota también salta a manifestarse para no caer en el olvido.